Las historias que unen al ganador del premio Nobel con la Facultad de Física
Máximo Bañados, decano de la facultad, Andreas Reisenegger, profesor del Instituto de Astrofísica y Francisco Claro, ex profesor del Instituto de Física, comparten historias con Kip Thorne, uno de los tres ganadores del premio Nobel de Física 2017, entregado por la detección de ondas gravitacionales, un fenómeno que Albert Einstein predijo en su teoría general de la relatividad hace cien años.
Fue en 1988 cuando el entonces estudiante de doctorado en Física del Instituto Tecnológico de California (Caltech), Andreas Reisenegger conoció al profesor Kip Thorne. «Un excelente pedagogo, además de ser un tipo muy simpático, un poco hippie, accesible y sencillo, que nos dijo en la primera clase: "Si no va en contra de su religión, llámenme Kip"», cuenta Reisenegger en El Mostrador.
En el mismo texto habla sobre la primera vez que hablaron sobre ondas gravitacionales. «En una recepción de bienvenida, tuve la oportunidad de conversar con él y escucharlo contar alucinado acerca de las ondas gravitacionales y del proyecto LIGO, que estaban iniciando en colaboración entre Caltech y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para detectar estas ondas. En el campus había un prototipo de treinta metros de largo, construido y manejado por un físico experimental escocés de acento incomprensible –por lo menos para mí-, llamado Ron Drever».
Más adelante, en 1997, el Centro de Estudios Científicos invitó a Chile a Stephen Hawking a participar, junto a otros científicos -entre los que estaba Kip Thorne-, a un seminario en que se discutieron aspectos fundamentales de gravitación y mecánica cuántica. La segunda parte de la actividad se realizó en territorio antártico y uno de los participantes fue Máximo Bañados, actual decano de la Facultad de Física. «Ese viaje a la Antártica fue el año 1997, ¡hace 20 años! y ya en este momento Thorne hablaba, además de LIGO, de su upgrade, LISA, que serían tres detectores flotando en el espacio conectados por rayos láser. Fue impresionante escuchar a un científico que miraba treinta o cuarenta años hacia adelante, diseñando instrumentos que realmente parecían ciencia ficción. Es una gran alegría que LIGO haya detectado las ondas gravitacionales porque hubo mucho trabajo, de mucha gente, detrás de ese instrumento», cuenta.
Y hay una historia más que guarda Francisco Claro, quien fue profesor de la facultad durante muchos años. En 1984, cuenta, Kip Thorne estuvo en Chile dando unas lecciones sobre gravitación, invitado por la Escuela Latinoamericana de Física que se realizó en Lo Barnechea. «Me tocó dirigir esa escuela. Una audaz aventura en plena era de Pinochet que fue posible gracias al invaluable apoyo administrativo de Ángela Bau y Liliana Pineda, ambas de la UC. En una de las fotos se ve a Kip con un maletín del cual no se separaba nunca. Lo llevaba a todas partes y cuando podía lo abría y se ponía a escribir, posiblemente, el libro que aparecería diez años después: Agujeros negros y tiempo curvo». Los proceedings de esa escuela, recuerda, fueron publicados por la editorial alemana Springer y en el texto de Thorne «ya hablaba sobre observar ondas gravitacionales producidas por la colisión de agujeros negros».
Foto 1: Centro de Estudios Científicos (CECs)
Foto 2: Archivo de Francisco Claro